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EL FOTÓGRAFO CARL WARNER DESAFÍA NUESTRA FORMA DE VER EL CUERPO HUMANO



La belleza de las curvas y pliegues del cuerpo humano es infinita. Mientras el resto de fotógrafos de paisajes sale al exterior a capturarlos, Warner los crea en su propio estudio.

Ver el cuerpo como un vehículo que se va desgastando con el paso del tiempo, una especie de registro de nuestra vida, esto es lo que hace este artista londinense.
Como si nuestras arrugas, cicatrices, relieves, curvas y rectas formaran un mapa exterior de nuestras experiencias, de lo que somos y hemos sido en nuestro interior.
Carl enrosca, busca el ángulo e ilumina cada rincón de piel hasta conseguir recrear montañas, valles y desiertos en estos delicados y bellos horizontes.
El proyecto "Bodyscapes" juega con el sentido del espacio en el que vivimos y habitamos convirtiendo la visión externa de nosotros mismos en un reflejo más íntimo al darle un sentido de emplazamiento físico.
El mismo autor explica que su intención es la de "centrar la atención en el cuerpo de una persona, creando un sentido de lugar para que un cuerpo que se vive se convierta en un lugar para vivir".
"Valle de la rodilla", "cueva del abdomen", "dunas pectorates" o "desierto de espaldas" son solo algunos de los evocadores nombres de las fotografías.
Warner quería ser en realidad ilustrador, pero cambió su dirección al descubrir que la fotografía era un medio mucho más rápido para encontrar y mostrar la belleza en lo cotidiano y banal.
Aunque bien podríamos definirlo como ilustrador fotográfico, capaz de crear de la nada y de transformar lo que estamos acostumbrados a ver a base de una maravillosa visión estética y un gran dominio de composición e iluminación. Muy fans de sus paisajes humanos.











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