Se vivían tiempos difíciles en Europa al final de la década de 1930; y nada que ver con crisis económicas ni similares, sino de algo mucho más serio: se vivía, se mascaba ya, un ambiente político irrespirable y un clima prebélico que, desgraciadamente, estallaría al año siguiente, pero que ya dejó sus consecuencias, deportivas, en el Mundial que nos ocupa. Un Mundial previsto para dieciséis selecciones y, sobre todo, con dieciséis selecciones clasificadas, contó únicamente con la participación de quince: Austria, cuyo territorio había sido ya ocupado por la Alemania nazi, no pudo participar, siendo algunos jugadores “invitados” a jugar con Alemania. Uno de los que se negó y puso, por tanto, fin a su carrera futbolística internacional, el mítico Mathias Sindelar, fue encontrado muerto en extrañas circunstancias apenas un año más tarde. Y fue una pena porque, como ya se detalló al hablar de Italia 34, aquel equipo austriaco era uno de los mejores del mundo en aquel momento. ...