▷ El mito de la caverna de Platón ✍
Una metáfora que nos intenta explicar la doble realidad que percibimos.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de la República, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento.3 En ella, Platón explica su teoría de cómo podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos) y el mundo inteligible (sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón).
Qué es el mito de la caverna de Platón:
El mito de la caverna de Platón es una analogía sobre la realidad de nuestro conocimiento. Platón crea el mito de la caverna para mostrar en sentido figurativo cómo la vida nos encadena mirando hacia la pared de una cueva, desde que nacemos y, cómo las sombras que vemos reflejados en la pared componen nuestra realidad.
Platón (428 a. de C.-347 a. de C.) también usa esta alegoría para explicar cómo es para él como filósofo enseñar conocimiento o tratar de liberar al público de las ataduras de la realidad de la caverna. La masa está generalmente cómoda en su ignorancia y violenta hacia quienes insinúen esa ignorancia imposibilitando la posibilidad de autogobernarse.
El mito de la caverna se encuentra en el libro VII de la obra República de Platón publicado en el año 380 a. de C. hace casi 2400 años atrás. La importancia de la obra República es la exposición de conceptos y teorías que nos llevan a los cuestionamientos actuales sobre el origen del conocimiento, el problema de la representación de las cosas y la naturaleza de la propia realidad.
El mito de la caverna de Platón es una de las grandes alegorías de la filosofía idealista que tanto ha marcado la manera de pensar de las culturas de Occidente.
Entenderla significa conocer los estilos de pensamiento que durante siglos han sido los dominantes en Europa y América, así como los fundamentos de las teorías de Platón. Veamos en qué consiste.


Resumen del mito de la caverna de Platón
El mito de la caverna de Platón relata la situación de hombres encadenados desde su nacimiento a una cueva donde lo único que ven son las sombras reflejadas en la pared de la caverna y algunos ruidos exteriores que van creando la realidad a partir de lo que van sintiendo.Uno de los prisioneros finalmente se libra de las cadenas y sale al mundo exterior aprendiendo y conociendo sobre 'la realidad'. Cuando el hombre libre vuelve a la caverna para liberar a sus amigos prisioneros, nadie lo escucha, lo acusan de mentiroso y lo condenan a muerte.
Análisis del mito de la caverna de Platón
El mito de la caverna es una parábola que abarca varios elementos que comporta la Teoría de las ideas de Platón y un análisis dividido en 3 dimensiones:la dimensión antropológica (naturaleza humana),
la dimensión ontológica (del ser) y epistemológica (del conocimiento) y,
la dimensión moral (valorización de la sociedad) y política (forma de gobernar).
La teoría de las ideas
La teoría de las ideas de Platón resumidamente se divide en dos mundos:
el mundo sensible cuya experiencia se vive mediante los sentidos. Son múltiples, corruptibles y mutables y,
el mundo inteligible o el mundo de las ideas cuya experiencia es cosechada mediante el conocimiento, la realidad y el sentido de la vida. Siendo únicas, eternas e inmutables.
Dimensión antropológica
En esta dimensión se analiza el mito según los hechos y la naturaleza humana.
El mito cuenta sobre hombres encadenados, desde su nacimiento, en una cueva girados hacia una pared donde sólo ven sombras y algunos ruidos del exterior.
La dimensión antropológica de esta imagética nos lleva a la naturaleza del prisionero que vive en la medida que está inserto en un tipo de mundo sensible captado a través de los sentidos que genera ciertos tipos de valores.
El conocimiento de sí mismo a través de las sombras nos muestra la identificación de la realidad humana con respecto a lo físico y con respecto a nuestro cuerpo en general.
El mito progresa con la liberación de uno de esos hombres de las cadenas de la cueva. El descubrimiento del mundo real es lento y confuso. El prisionero liberado cuando se da vuelta, lo primero que descubre es la hoguera entre la boca de la cueva y los prisioneros creando las sombras de su realidad.
La salida del prisionero de la caverna sería el viaje real hacia la realidad. Los ojos del hombre, que nunca vieron la luz del sol, duelen y no consiguen distinguir las formas de las cosas. Lo primero que logra distinguir luego de la desorientación inicial son los reflejos de las cosas, como por ejemplo el reflejo en un lago.
El hombre libre comienza a reconocer los objetos de la cueva y los objetos del mundo exterior y provoca una liberación moral e intelectual del alma de las ataduras y limitaciones ofrecidas por el mundo sensible. Así asciende hacia el mundo de las ideas mediante la práctica de la dialéctica o filosofía.
Esta ascensión desde el mundo sensible hacia el mundo de las ideas es una búsqueda del conocimiento de sí en el mundo exterior ("conócete a ti mismo") que deriva a la filosofía que identifica la realidad humana con el alma.
Luego que el hombre está libre de las ataduras, se convierte en un filósofo y siente el deber de liberar a los otros. Por eso vuelve a la cueva para entregar su conocimiento a los aún prisioneros pero éstos no creen en su verdad. Lo tildan de loco y finalmente lo castigan con la muerte.

Dimensión ontológica y epistemológica
La dimensión ontológica se refiere a la naturaleza del ser y la dimensión epistemológica se refiere a la naturaleza, origen y validez del conocimiento. Para explicar esta dimensión es preciso separar los diferentes elementos que Platón posiciona en el mito de la caverna.
Cada elemento del mito de la caverna representando un nivel conceptual del ser y del conocimiento. Desde el nivel inferior al superior tenemos:
Nivel 1: Sombras de los objetos artificiales: imágenes
Nivel 2: Objetos artificiales: seres vivos y objetos
Nivel 3: Fuego u hoguera: representación del sol
Nivel 4: Sombras o reflejos de las cosas naturales: objetos matemáticos
Nivel 5: Cosas naturales: ideas
Nivel 6: Sol: idea del Bien
La representación literal de la caverna del mito de Platón nos muestra los niveles para la ascensión al mundo inteligible, o sea, la ascensión del ser.
Como la luz del sol nos permite con su luz ver los colores a través de nuestro sentido de la vista y descubrir que es la causa de su existencia, la idea del bien es como el sol que se refleja en nuestra inteligencia para ver el objeto que queremos estudiar y descubrir la causa de su existencia y esencia.
SIGO XXI no estaremos en una caverna?
Dimensión moral y política
Platón en esta dimensión se cuestiona la necesidad de liberar a los prisioneros por el debate entre el deber que el hombre libre considera tener para liberar a los prisioneros, aunque sea por la fuerza y la ignorancia y la testarudez de aquellos que no quieren ser liberados.
El cumplimiento del destino del deber de liberar necesita de la dialéctica o de la filosofía pero crea un conflicto en relación a la la moralidad sobre esta situación dando como ejemplo el trágico fin de Sócrates al ser sentenciado a muerte por el tribunal ateniense por insurgir a la juventud ateniense y no respetar los dioses tradicionales. ¿Es viable morir por el deber?
En el transcurso de la vida no podemos tener la seguridad de las cosas que creemos que sabemos. Tenemos varios ejemplos de ‘luces’ que han perforado las asunciones de los conocimientos básicos a lo largo de nuestra historia. Y cuando pase nuevamente, tendremos que recordar el mito de la caverna de Platón y elegir entre la liberación para conquistar esa luz sacrificando hasta familia y amigos o quedarse con las ilusiones familiares, conocidas y confortables. En resumen, el mito de la caverna de Platón es la lucha entre la verdad y el hábito; la lucha entre la luz y las sombras que van sacrificando personas inocentes en el camino.
El tema del autoengaño ha sido abarcado en obras más contemporáneas que Platón como:
La vida es sueño de Calderón de la Barca
Un mundo feliz de Aldous Huxley
Primera película de la trilogía Matrix de Lana y Lily Wachowsky
TEXTO COMPLETO
El mito de la caverna
I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.Según la versión de la República de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)
El mito de la caverna (Vídeo)
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