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Ir a una performance de esta artista es como colocarse con ayahuasca




Donna Huanca llega a Londres con su arte alucinógeno y sus modelos trans, dispuestas a cubrirse de pintura y cúrcuma
donna

La artista Donna Huanca ha logrado que un pequeño rincón del frenético Londres se detenga.
Ha ocurrido en la Zabludowicz Collection, un edificio acristalado de tres pisos que ahora se encuentra habitado por olores alucinógenos, bolas anales y modelos trans revestidos de pintura, cúrcuma y arcilla. Un incienso ceremonial se esparce por todas las salas, impregnando el proyecto artístico Scar Cymbals, la obra de arte multisensorial de esta artista.
Donna Huanca fue criada en Chicago, aunque nació en Bolivia. Allí fue donde le pareció transformarse en una ave contemplativa al probar la ayahuasca por primera vez. En Urkupiña, una fiesta espiritual en la que se fusionan las tradiciones católicas y andinas, notó cómo sus sentidos se agudizaban de pronto. Salía y entraba en ella, se veía en vista de pájaro. Sentía su cuerpo y su piel como nunca antes. Era más Donna que nunca, y a la vez, era una nueva persona.
Esa ráfaga de sonidos, olores, colores y potencia han sido trasladados a su obra, una performance en la que sus modelos —pintadas como si tuvieran el ADN de la tierra, de las gemas y los minerales—, deben entrar en una especie de trance.
Sus cuerpos están destinados a ser convertidos en objeto, como aquellos que los museos guardan celosamente en sus vitrinas. El visitante activa el sonido a cada paso, la ayahuasca y la esencia de peyote entra por sus fosas nasales. Huelen y miran, pero no pueden tocar si quiera esas gigantes bolas anales que cuelgan del decorado. Ese contrapunto entre el placer y el dolor. "Una forma de tortura que inicia el viaje", afirma Huanca.
La participación del público en la obra de Donna es primordial. En 2013, fueron los propios visitantes más valientes los que podían ser protagonistas de la performance en el centro de Malmö Konsthalle. Tenían que entrar solos en una sala forrada de espejos en la que solo verían su propio reflejo. Los espectadores podían ver a la persona como si no estuviera siendo observada por nadie. Sin embargo, había una norma: no salir de la habitación antes de los 10 minutos.
De hecho, la obra de Donna Huanca gira alrededor de la identidad, del cuerpo y de una pregunta clave:¿soportarías ser visto así, mientras eres analizado al milímetro?
Soportar las miradas de los curiosos no es algo fácil. Huanca ha tenido que retirar a una de las modelos en una de las sesiones, ya que fue incapaz de aguantar ante uno de los espectadores. El equilibrio de poder, cuenta Huanca, "se desplaza sutilmente en cada país". Sin embargo, todas las ciudades tienen a un cabeza-hueca que pregunta: " ¿Cuánto cuestan?".
Después de todo, Huanca ha buscado que los avatares para la performance chocaran a los visitantes. No le importó el cuerpo o si cumplían con una edad específica. Solo tenían que tener el pelo largo y oscuro y... ser trans. A excepción del único hombre que participa como modelo en Scar Cymbals, todo son mujeres, que a la vez son hombres.
Según Donna, "el movimiento de la mujer trans ha de convertirse en un tema en la mente de todos. Estoy muy interesada en sus vulnerabilidades". De hecho, " son las aliadas en ayudar a romper el sistema patriarcal, porque saben lo que se siente en ambos lados".
A través del cuerpo desnudo y oculto bajo capas de pintura, cosméticos y látex, los intérpretes se enfrentan a nosotros, los que miramos. Se vuelven objetos decorativos y, a su vez, en innaccesibles.
Huanca nos lleva a reflexionar sobre la política del cuerpo, uno de los enigmas más antiguos de la Historia del Arte
Fuente: PlayGround



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