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LECCIONES DE AMOR REBELDE CON JEAN-PAUL SARTRE Y SIMONE DE BEAUVOIR



La pareja atravesó por muchas esquemas, tabúes y tradiciones hasta encontrar el modo de amarse que les era propio: ese donde uno “simplemente” es con el otro.
por Aleph


Jean-Paul Sartre y Simone De Beauvoir formaron una de las amalgamas filosóficas y relacionales más sólidas y legendarias del siglo XX. Nuestra cultura tiende a sacralizar y buscar ídolos ahí donde existen anomalías, alteridades irreconciliables; así pues, a pesar de las biografías y los documentales que dan cuenta de la naturaleza de la relación entre ambos filósofos, el testimonio más palpable de una disciplina del amor la encontramos en las cartas de Witness to My Life: The Letters of Jean-Paul Sartre to Simone De Beauvoir, 1926-1939.
La fórmula “relación abierta” es una simplificación grosera del tipo de pacto que unió a Sartre y De Beauvoir durante la mayor parte de sus vidas: fue sobre todo un tipo de acuerdo de mutuo respeto y admiración, además de una amistad que resistiría las pruebas del tiempo y se nutriría de todas las vicisitudes. Un “romance” en el sentido antiguo tampoco podría dar cuenta de su vínculo: sus cartas no revelan la urgencia del amante que seduce, sino del compañero que se presenta lo más transparente que puede frente al otro, como sólo haría frente a sí mismo.

 Jean Paul Sartre Simone De Beauvoir 2

A los 24 años, Sartre escribió la siguiente carta a Simone (a la sazón de 21), luego de que ella rechazara casarse con él:

Mi querida chiquilla:
Por mucho tiempo he querido escribirte por la tarde luego de esas salidas con amigos que pronto estaré describiendo en “A Defeat”, del tipo donde el mundo es nuestro. Quise traerte mis alegrías de conquistador y postrarlas a tus pies, como hacían en la Era del Rey Sol. Y luego, agotado por el griterío, siempre me iba simplemente a la cama. Hoy lo hago para sentir el placer que tú aún no conoces, de virar abruptamente de amistad a amor, de fuerza hacia ternura. Esta noche te amo en una manera que aún no conoces en mí: no me encuentro ni agotado por los viajes ni envuelto por el deseo de tu presencia. Estoy dominando mi amor por ti y llevándolo hacia mi interior como elemento constitutivo de mí mismo. Esto ocurre mucho más a menudo de lo que lo admito frente a ti, pero rara vez cuando te escribo. Trata de entenderme: te amo mientras prestas atención a cosas externas. En Toulouse, simplemente te amaba. Esta noche te amo en una tarde de primavera. Te amo con la ventana abierta. Eres mía, y las cosas son mías, y mi amor altera las cosas a mi alrededor y las cosas a mi alrededor alteran mi amor.
por Aleph







 
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