Las 15 lecciones de vida de Dalai Lama

A los seis años se lo llevaron de su casa, a los 15 tuvo que convertirse en jefe militar y diplomático. A los 25 tuvo que huír del Tibet a la India. Hoy el Dalai Lama número 14 tiene 79 años. Aunque cualquiera pensaría que ha tenido una vida complicada, y que debería verse muy cansado por ser el consejero de miles y miles de miles de personas que esperan su palabra precisa por más de cincuenta años, apenas y se nota el paso de los años.
Genial.guru te trae los principios o lecciones de vida que le ayudan a tener siempre un semblante positivo y un punto de vista optimista acerca del mundo.
- Siempre que se posible, sé bueno. Y siempre es posible ser bueno.
- La prosperidad es fruto de acciones y no con rezos.
- La altivez nunca está justificada, y es fruto de una baja autoestima o logros superficiales y temporales.
- Cuando te parece que todo te sale mal es porque algo maravilloso está intentando entrar a tu vida.
- La gente fue creada para ser amada y las cosas fueron creadas para que las usen. El mundo está en caos porque todo está al contrario.
- El tema de la compasión no está relacionado con la religión. Es algo universal, una condición necesaria para la supervivencia de la raza humana.
- Si puedes ayudar, ayuda, sino, al menos no hagas daño..
- No celebro mi cumpleaños porque para mi ese día no tiene nada diferente a los demás. De cierta manera cada día es un cumpleaños. Te despiertas en la mañana y todo está fresco y nuevo. Cada día te trae algo importante.
- La meta de nuestras vidas es ser felices.
- Guarda una actitud positiva hacia la vida, así serás feliz hasta en las condiciones más adversas.
- Nuestros enemigos nos dan una oportunidad fantástica de ejercitar nuestra paciencia, resistencia y compasión.
- Creo que la religión verdadera es tener un corazón bueno.
- Debemos tener el control sobre la tecnología, no convertirnos en sus esclavos.
- Los grandes cambios comienzan en cada persona; la base para la paz en el mundo son la calma interior y la paz en el corazón de cada individuo. Cada uno de nosotros puede contribuir.
- Cada uno de nosotros es responsable por la humanidad. De eso se trata mi sencilla religión. No hay necesidad de catedrales, ni de filosofía compleja. Nuestro cerebro y nuestro corazón: allí está nuestra catedral: Nuestra filosofía es la bondad.
Me encantan sus enseñanzas.
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