Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram

 


CUANDO HEMINGWAY PRODUJO UNA PELÍCULA SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y ACABÓ A SILLAZOS CON ORSON WELLES







A diferencia de otros autores de su generación, la relación de Ernest Hemingway con Hollywood no era precisamente buena. Así describía el autor de El viejo y el mar lo que los escritores hacen en la meca del cine: «Tiras tu libro, te tiran el dinero, luego saltas a tu coche y vuelves como el infierno de la manera en que viniste». ¿Por qué, entonces, hizo una excepción en julio de 1937? Por una película que él y el cineasta y documentalista holandés Joris Ivens habían hecho sobre la Guerra Civil Española llamada Tierra de España.

Hemingway posando para la primera edición de Por quién doblan las campanas

Poco después de estallar la Guerra Civil Española, Joris Ivens puso en marcha, junto a su editora Helen Van Dongen y el novelista John Dos Passos, un proyecto en el que, a través de imágenes reeditadas, explicarían los problemas y antecedentes del conflicto al pueblo estadounidense. Pero Ivens se encontró con que todo el material que llegaba de España era pro-franquista así que pensó que lo más viable era hacer tal documental sobre el terreno. Para financiar la película ‒con una imponente suma de 3.000 dólares‒, Ivens y Dos Passos, junto a otras personalidades como Ernest Hemingway, Dorothy Parker, Lillian Hellman y Robert Flaherty, fundaron la Sociedad de Historiadores Contemporáneos. Ivens se reunió con su cámara, John Ferno, en París, y filmaron rápidamente la película, con la mayor parte de las imágenes en español. La idea era hacer una película para recaudar dinero para la causa leal: prometieron que cada mil dólares recudados comprarían una ambulancia nueva.

Hemingway vio la oportunidad de unirse más estrechamente al proyecto en 1937, cuando llegó a España con la intención de cubrir la Guerra Civil Española para la North American Newspaper Alliance. Trabajando como reportero, junto a Martha Gellhorn, Ivens, que en ese momento estaba rodando la película con John dos Passos como guionista, no estaba del todo contento con la manera en la que estaban marchando las cosas y propuso a Hemingway sustituir a dos Passos. Hemingway, por su parte, tuvo la intención de recorrer el frente con el equipo de filmación para redactar el guion.
Hemingway (centro) con el cineasta neerlandés Joris Ivens y escritor alemán Ludwig Renn (vía German Federal Archive)

La película, de 54 minutos de duración, no ha pasado a la historia como la obra de arte más grande surgida a raíz de la Guerra Civil Española ‒título que probablemente ostenta el Guernica de Picasso‒. En ella vemos escenas de la vida campesina en la España republicana y también la vida urbana del Madrid asediado por las tropas de Franco. Una crítica del New York Times la describió como «un esfuerzo definitivamente propagandístico». Sin embargo, constituye una singular contribución al cine documental, realizado por algunos talentos más destacados en otros campos artísticos.


Orson Welles en la portada del New York Sunday News
En una de las versiones inglesas de la película, la definitiva, la voz en off de la narración corre a cargo del propio Hemingway, mientras que de la francesa se encargó Joris Ivens. Pero para la versión inicial, la que se hizo en Nueva York, en un principio decidieron que se encargaría de la locución el joven Orson Welles, que por entonces todavía no había dirigido ninguna película ‒la primera sería Ciudadano Kane, de 1941‒ y que trabajaba en el teatro y la radio ‒poco antes de dar el pelotazo con la retransmisión de La guerra de los mundos‒. Cuando un Orson Welles de 22 años llegó al estudio de grabación se encontró con un Ernest Hemingway de 38 años, algo ebrio. Welles le comentó a Hemingway que las líneas de locución eran pomposas y complicadas, que no tenían nada que ver con su carácterístico estilo breve y conciso y que le parecía mejor que no hubiera lución. Este comentario no le gustó nada a Hemingway, que le respondió a Welles: «»Ustedes chicos afeminados del teatro, ¿qué sabe usted acerca de la guerra de verdad?» Welles no se quedó callado sino que respondió con sarcasmo y entonces Hemingway cogió una silla y Welles otra, y ambos gigantes se liaron a sillazos, mientras en la pantalla se proyectaban imágenes de la Guerra Civil Española. Finalmente terminaron brindando con una botella de whisky, lo cual es muy significativo de la tormentosa relación entre ambas personalidades, que oscilaba entre la amistad y los largos periodos sin hablarse.
Welles hizo la grabación de esa primera versión, que fue expuesta ante un grupos de amigos escritores e intelectuales, así como en la Casa Blanca, frente a Roosevelt y a su esposa. Hemingway no estaba muy convencido del resultado, porque pensaba que Welles tenía una voz aterciopelada que no cuadraba con el proyecto, así que decidió grabar una nueva versión con su propia voz, que además tenía la credibilidad de haber vivido la guerra de primera mano. Eso explica que la misma película esté locutada por dos de los más grandes gigantes del arte norteamericano del siglo XX.

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios