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VALORA A QUIEN TE REGALA SU TIEMPO, PORQUE JAMÁS LO RECUPERARÁ




Te invito a un juego, imagina por un momento que existe un banco que cada mañana acredita a tu cuenta la suma de 86.400 dólares. Sin embargo, ese saldo no se arrastra de un día a otro. Y cada noche se borra automáticamente cualquier cantidad que no hayas usado durante ese día que pasó.




Fuente: Rincón de la psicología por Jennifer Delgado

  ¿Tú qué harías ante esa situación?
 Obviamente, lo que haría cualquiera, emplearías hasta el último centavo de esa cuenta, todos los días.

  Pues te tengo una sorpresa. Tú tienes ese saldo en tu cuenta, y todos lo tenemos, en un banco muy particular.
 Se llama TIEMPO.

  Cada mañana, ese banco te acredita 86.400 segundos, cada noche lo borra y da como perdida cualquier cantidad que no hayas invertido en un buen propósito.

  Ese banco no arrastra saldos, ni permite sobregiros.

  Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día.

  Si no usas tus depósitos, la pérdida es tuya. No puedes dar marcha atrás.

  No existen los giros a cuenta del depósito de mañana, tienes que vivir en el presente con los depósitos de hoy.

  Y el reloj sigue en marcha, no importa lo que pase. Pero a menudo no somos plenamente conscientes de la importancia del tiempo, tanto del nuestro como del de las personas que nos rodean. 
  Hay cientos de actos cotidianos que no valoramos lo suficiente, desde esos minutos que nos ha dedicado un colega del trabajo o un vecino para interesarse por nosotros hasta esos agradables ratos de conversación que nos ofrecen los amigos o la pareja. De hecho, si los valorásemos en su justa medida, nos daríamos cuenta de que todas esas pequeñas muestras de afecto cotidianas nos convierten en millonarios de afecto.

  Por eso esta comparación que parece forzada o sentimental, tiene realmente mucho de real.

  El tiempo no se exige, sólo se puede aceptar como un regalo.

  Por desgracia, no siempre valoramos lo suficiente el esfuerzo que hacen otras personas para lograr que nuestra rutina sea más llevadera, intentar alegrarnos el día o simplemente estar a nuestro lado.

  A veces cometemos el error de pensar que es su obligación, cuando en realidad es una decisión personal. Un regalo personal que nos hacen. Si alguien se toma unos minutos para consolarnos, animarnos o conversar con nosotros es porque lo ha elegido. Es su forma de decirnos que le importamos lo suficiente como para regalarnos una parte de su tiempo.

  Obviamente, tampoco deberíamos caer en el error de forzar a los demás a que pasen tiempo con nosotros. Cuando encontramos a una persona que no veíamos desde hace mucho, reproches como "nunca llamas" o "habías desaparecido" no tienen lugar porque le hacen sentir culpable y empaña todo lo bonito que puede tener el reencuentro. 
 En vez de eso, deberíamos alegrarnos y si realmente necesitamos una explicación, no caer en falsas suposiciones ni echarle la culpa al otro sino limitarnos a preguntar qué ha sucedido para perder el contacto. Porque debemos recordar, que cuando dos personas dejan de verse, lo más seguro es que sea responsabilidad de ambas.

  Es necesario tener muy en cuenta que dedicar tiempo es dedicar vida, por lo que debe ser un acto espontáneo y natural. El tiempo no se mendiga, como tampoco se puede comprar ni tampoco exigir. Es una elección libre. De seguro no querrás atar a tu lado a alguien que desea estar en otro lugar o con otra persona, así que lo mejor es ni siquiera intentarlo, o ambos pasarán unos momentos muy incómodos. 

  Quienes nos escriben, nos hacen un inmenso regalo. Quienes nos escuchan o nos acompañan en los buenos y malos momentos nos están obsequiando, en el sentido más literal, una parte de su vida. Y nuestra tarea es asegurarnos de estar plenamente presentes para no desperdiciar ese regalo.

 No compartas tu vida con quien no valora tu tiempo

 De la misma manera en que debemos valorar el tiempo que los demás nos dedican, debemos aprender a ser más celosos de nuestro tiempo. Cada segundo que pasa es un segundo que no podemos recuperar, por lo que no tiene sentido regalárselo a personas que no lo saben valorar.

  Por tanto, no compartas tu tiempo con quienes:

 - No tienen ganas de estar ahí y solo están presentes por mero formalismo. Libérales de esa "responsabilidad", serán felices ellos y serás más feliz tú. 

 - Piensan en términos de “matar el tiempo” y no en “aprovechar el tiempo”, por lo que no hacen nada particularmente valioso con sus horas y querrán que tú también malgastes las tuyas.

 - Meten la cabeza en el móvil y se olvidan que estás a su lado, de manera que es imposible mantener una conversación o conectar emocionalmente.

 - Llegan siempre tarde y piensan que debes estar a su disposición porque tu tiempo no es tan valioso como el suyo.

 - Nunca tienen tiempo cuando les necesitan pero reclaman tu presencia cuando ellos la necesitan.

 Recuerda que el tiempo también es tu posesión más valiosa, asegúrate de gastarlo con quienes lo saben apreciar y también te guardan un lugar especial en su vida.




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